
Liceo de Escazú-Colegio de Ciudad Neily
AULA RED 52

MARCO TEORICO
La investigación se realizará a traves de la búsqueda de información sobre el tema tradiciones orales: Memoria histórica e identidad de los pueblos de Escazú y Ciudad Neily.
Se realizaron entrevistas a diferentes personajes del pueblo. La transmisión del bagaje cultural se hace en su mayor parte oralmente, incluyendo gestos, movimientos y sentimientos que es lo que que enriquece nuestro trabajo. Para transmitir de generación en generación nuestra cultura se hace necesario el uso de la tradición oral. En los casos de enseñanzas sociales, de barrio, de comunicación asociativa, es todavía más importante tener en cuenta las pautas culturales que proporciona la tradición oral como complemento documental, o como instrumento de trabajo.
Dado que el proceso de socialización se realiza por mecanismos de aprendizaje en su mayor parte inconscientes, debe tenerse en cuenta la responsabilidad del sistema educativo en lo que tiene que ver con valorar, asumir, analizar y hacer consciente la tradición oral.
LEYENDAS DE ESCAZU
De las leyendas de Escazú se cuentan cosas muy raras y extrañas, que se haría largo contarlas en esta reseña. En más de una ocasión se puede oír la historia de la famosa doña Zarate, la compinche de la Tule Vieja, cuando ambas aterrorizaban a los vecinos hace muchos años con sus llantos y quejidos.
Mucha gente juraba y re juraba haber oído -porque muy pocos la llegaron a ver- a la famosa Carreta sin Bueyes, cuando transitaba por las calles empedradas del pueblo, guiada según se decía por el mismo diablo. También más de uno aseguraba haber visto a la Segua, la criatura con el cuerpo mitad de una bella mujer, pero con la cabeza de caballo, con dientes saltados y filosos. Lo mismo que el Mico Malo, el mono negro y maléfico que rondaba casas y puentes, haciendo espantosas muecas y lanzando tétricos aullidos por las oscuras calles del pueblo, asustando así a sus víctimas.
Muchos de ellos escucharon a la Llorona en las noches de luna llena, gimiendo y llorando por las orillas de los ríos y quebradas, cuando buscaba arrepentida al hijo de sus entrañas que ella misma arrojó al río.
Pero lo que sí era tétrico oír contar a aquellos vecinos del lugar, a los que habían tenido la desdicha de ver a la más terrible de esas criaturas maléficas: Al Cadejos, el perro negro y encantado que aparecía y desaparecía como por arte de magia, arrastrando invisibles cadenas que se oían pero que no se veían, rechinando colmillos y lanzando fuego por la boca y orejas. Era, según las personas que lo vieron, el mismísimo Lucifer personificado en forma de perro.
Otras fantasiosas leyendas, pero menos pavorosas que las anteriores, decían que se veían de vez en cuando por el pueblo, eran el Dueño del Monte, el Duende, el Padre sin Cabeza, y por supuesto, las brujas, cuyas siluetas se veían volando en sus escobas los martes y viernes, días en que según la leyenda, se le rendía culto a la brujería.
La bruja de Escazú, la “María Negra”
Cuenta la leyenda que esta bruja era negrita y una de las últimas brujas del pueblo más renombradas, que habitaba al norte de la Iglesia del centro de Escazú.
Se dice de ella que una madrugada fue descubierta por su abuelo Talí completamente desnuda, en media quebrada que pasaba atrás de su casa, y en trance. Al sentirse descubierta, le dijo la hechicera a su abuelo que a nadie le contara lo que había visto. Paternalmente él le respondió: “Oh, María, ya está haciéndole daño a alguna persona”. Pasado algún tiempo, el abuelo contó el hecho a algunos vecinos de su confianza y se dice que pocos días después fue castigado por la maldición de su bruja nieta; pues comenzó a darse cuenta de que a medianoche caían algunas boñigas sobre el tejado de su casa y las vacas desaforadas pataleaban y parecía que iban a romper los horcones y barandas de la casa. Salía a ver lo que pasaba… y nada había de raro; todo tranquilo, pues sólo se percibía el olor de las boñigas.
Días después, en un descuido del abuelo Talí, uno de sus pequeños fue hallado muerto a causa de una golosina inofensiva que lo había ahogado. Y para peores males, cuando tenía que ir allá por El Jaboncillo, cerca del sitio del Hatillo, a desyerbar la siembra, al pasar por la casa de la maléfica mujer se le ponía atrás una chancha grande y negra con su cría de chanchitos que le mordían las piernas y lo perseguían a su antojo. Talí se defendía con su cuchillo, pero no lograba ni ahuyentar ni matar a los animales; tal su agilidad sobrenatural. Esto duró unas semanas después, hasta que murió la bruja; y agrega la leyenda que ese día tembló muy fuerte y con retumbos y que la vieja casa de barro de María la Negra se desplomó, quedando totalmente destruida por el sismo. De ahí en adelante, el abuelo Talí gozó de tranquilidad completa y permanente.
La Carreta Sin Bueyes
Cuántas versiones se habrán escuchado y leido acerca de la Carreta sin Bueyes, a lo largo y ancho del territorio nacional, a través de los años.
Hoy podremos leer esta leyenda, sobre una historia de amor; donde se une lo pagano con lo religioso. Más que un mito es una forma de expresión que ha pasado en la forma oral y escrita a formar parte de nuestro acervo cultural.
Vivía en un caserío del antiguo San José, pueblo de carretas, gente sencilla y creyencera; una bruja quien estaba enamorada del más gallardo de los muchachos del pueblo.
El muchacho por su gran apego a su fe cristiana no quería tener nada con ella pero la bruja valiéndose de artificios, lo logró conquistar y así vivir con él mucho tiempo, conviertiéndolo en un ser similar a ella.
Como se puede notar nadie estaba de acuerdo con esta unión, mucho menos el cura del pueblo el cual en sus prédicas denunciaba el hecho, al pasar de los años aquel muchacho, ya mayor, tuvo una enfermedad incurable y pidió a la bruja que si se moría, le dieran los santos oficios en el templo del lugar.
Al solicitarle al sacerdote la última petición de su amado la bruja recibió la negativa debido al pecado arrastrado en su vida.
La bruja dijo por las buenas o por las malas y al morir su hombre, “enyugó” los bueyes a la carreta y puso la caja con el cuerpo muerto, cogió su escoba, su machete y se encaminó al templo.
Los bueyes iban con gran rapidez pero al llegar a la puerta, el sacerdote les dijo “en el nombre de Dios paren”, los animales hicieron caso, más no la bruja la cual blasfemaba contra lo sagrado.
El sacerdote perdonó a los bueyes por haber hecho caso y la bruja, la carreta y el muerto todavía vagan por el mundo, y algunas noches se oyen las ruedas de la carreta pasando por las calles de los pueblos arrastrada por la mano peluda del mismito diablo.
El Cadejo
El Cadejos
"Tiene un orígen vulgar pero con la edad va cogiendo prestigio y decoro".
"Fue el tercer hijo varón parrandero y vago de un gamonal de Escazú.Siempre hechado de día, en las noches envolvía un yugo en cobijas, lo ponía en la cama y se escabullía a parrandear. El padre furioso, y los hermanos no mucho menos, le llevaron casi a la fuerza al monte, a "tapar" frijoles. Apenas llegó a la finca se echó a sestear. Entonces ocurrió: el padre le maldijo: "Echado y a cuatro patas seguirás por los siglos de los siglos, amén". Y súbitamente se transformó en ese perro grande, adusto, flaco, erizo que trota al lado de los parranderos que viven lejos y les acompaña con su trotecillo ligero, triste y advertidor".
"¿No has oído su aullido venteando la muerte entre los alarmantes cipreses de los cementerios aldeanos? El oye el pasar de las almas que se van, el vuelo de las prófugas del purgatorio y el aletear del Angel del Misterio"
La Tulevieja
La Tulevieja
Nuestros mayores se valían de cualquier cosa para inducir miedo a los más pequeños y así mantener el orden del hogar.
Esta era una viejita que vivía cerca del río Virilla en una casucha destartalada por el tiempo, usaba para taparse del sol un gran sombrero de "tule", hoja amplia de la planta del mismo nombre
¡Se lo va a llevar la vieja de la tule!, decían a aquellas criaturas que amedrentadas huían al verla recogiendo leña cerca del río.
Al pasar de los años, ésta se convirtió en una leyenda describiéndola de la siguiente manera:
"Gran sombrero de tule, pechos al desnudo, patas de gavilán, alas de murciélago, rostro de bruja y carga de leña."
Se dice que alza vuelo y cae sobre la persona despedazándola cuando esta se encuentra en pecado mortal.
La Tulevieja era una señora entrada en años y mañas. Se dice que hasta dormía con el sombrero puesto, Deformado, sucio, con un aspecto de chupón.
La chiquillería burlona le puso el apodo de Tulevieja, y se complacía en molestarla. Ella entraba en enojo y, si tenía una rama a mano, corría tras ellos, tratando de alcanzarlos para darles su merecido. Nunca lo lograba. Sus bravatas estimulaban a los traviesos muchachos.
La Tulevieja iba a los cafetales a buscar "charramasca", o sea, leña menuda. De paso, cargaba un racimo de plátanos sobre su cabeza.
Un día el viento le voló el sombrero que cayó sobre las turbulentas aguas del entonces crecido río arrastrándolo en su corriente. Ella voló en su persecución. La cabeza de agua de la gran creciente la ahogó.
La Segua
La Segua
Muchacha de divina voz que arrulla como un canto de sirena, pero que no da la cara que tiene de yegua infernal. Enamora con su arrullo a los hombres que andan por solitarios caminos. Tiene la muerte en los labios y mata besando. Alguien la ha visto bañarse en el río y peinarse las crines con una rasqueta de oro
Boyeros
El día del Boyero es una celebración que se realiza en San Antonio de Escazú, todos los años en el mes de Marzo. Todas las carretas y los bueyes desfilan desde el centro de Escazú hasta la Iglesia de San Antonio, en una larga caravana. En las carretas van por lo general niños con trajes típicos. La carreta es un símbolo nacional, y llama la atención por el gran colorido que presentan. Se pintan a mano. Son miles los turistas y visitantes que admiran y disfrutan de las tradiciones ticas, ya que se ofrecen comidas típicas y música
El Día del Boyero, que cumple su 15 aniversario, se celebrará el primer domingo del mes de marzo , a partir de las 9 a.m., y el desfile arranca del palacio municipal, siguiendo la carretera principal a San Antonio y culminando en la plaza situada frente a la iglesia del lugar. En ese sitio hay colocada una placa que dice: “El boyero llega hasta nuestros días desde la época de la colonia, como clara manifestación de lo que fue una actividad económica, social y cultural de nuestros ancestros, como testimonio de una de nuestras mas importantes tradiciones.”
El Trapiche
El Trapiche es un molino en el cual se usaba como fuerza motriz a los animales, aunque hoy se sigue aplicando ese nombre a algunas industrias, a pesar de que ya no se usan animales. Los trapiches en los Ingenios azucareros están conformados por una serie de molinos (la cantidad de molinos varía según la fábrica) compuesto por tres rodillos surcados que prensan la caña de azúcar previamente desmenuzada y extraen su jugo. Este jugo es concentrado y cocido hasta obtener la cristalización del azúcar. Como residuo, del trapiche sale un producto que se llama bagazo, el cual se puede usar como combustible en las mismas calderas o como materia prima para la elaboración de papel.
Sobre este tema tuvimos el privilegio de poder compartir y entrevistar a dos dueños de trapiches donde cada unos nos compartió su historia y valiosa información sobre sus trabajos en los videos se mostrara mas detalladamente sobre el tema.
Casas de Adobe
Adobe es una palabra de origen árabe que significa “ladrillos de barro que se secaron con el sol”.
De esta manera pasó a significar toda masa barrosa, en general consistente en una mezcla formada en su mayor cantidad por arena (80%) arcilla (20 %) y agua,
que en algunos casos aparece mezclada con paja, para evitar las grietas, secada con el sol, dándole forma rectangular, de ladrillo, con moldes especiales, que se emplea en albañilería para realizar la construcción de paredes y muros.
En esta área del trabajo conseguimos información sobre las casas de adobe en la municipalidad.
Mascaradas
La mascarada tradicional costarricense es una tradición popular de Costa Rica que tiene raíces en la época colonial del país, y que en la actualidad continúa muy vigente. Su origen parecer ser producto de prácticas festivas coloniales y amerindias. Se encuentra relacionada con la festividad española de los gigantes y cabezudos, con influencias de comunidades indígenas autóctonas, lo que le da a su origen un carácter pluricultural y sincrético.
Los distintos personajes representados en las máscaras reciben localmente el nombre de mantudos o payasos, y se caracterizan por pasearse por las calles de los pueblos durante las diversas festividades populares o religiosas, persiguiendo a los asistentes, bailando al son de música de cimarrona y acompañados de fuegos artificiales. En 1997, mediante Decreto Ejecutivo N° 25724, se declaró al 31 de octubre el Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense.
Sobre este tema pudimos entrevistar al creador de la mayoría de las máscaras que se utiliza en Escazú en los días festivos. En el video nos relatara su historia como mascarero y como se hacen las máscaras actualmente, como las hace él y porquén la importancia de la tradición.